La inversión alternativa se caracteriza por invertir en activos que no siguen el comportamiento de los mercados y exploran sus ineficiencias por medio de otro tipo de estrategias.

Cuando damos el paso de ahorrador a inversor porque hemos decidido poner nuestro dinero a trabajar, es habitual pensar en elementos como el tiempo, el riesgo, la rentabilidad o la liquidez. Factores que concluyen y esbozan qué tipo de inversor somos en un momento en concreto o, lo que es lo mismo, se encargan de identificar cuál es nuestro perfil de riesgo inversor.

Generalmente, una de las inversiones más comunes a las que el inversor suele acudir es aquella que invierte en activos tradicionales (renta variable, renta fija, planes de pensiones, depósitos, etc.), no obstante, la búsqueda de altas rentabilidades -ligada a asumir altos riesgos- que soslayen la volatilidad de los mercados ha propiciado el auge de la inversión alternativa en los últimos años.

Para algunos inversores puede suponer un fenómeno relativamente nuevo, no obstante, se remonta a la época “dorada” del private equity. Actualmente, dentro de la inversión alternativa, parece que los fondos alternativos han copado la atención de los inversores, dada la situación de otros activos tradicionales. Siendo este un interés que va más allá de ser solo una mera opción que barajar a la hora de diversificar.

¿Diversificar nuestras carteras o solo una apuesta a la hora de invertir?

La inversión alternativa se caracteriza por invertir en activos no correlacionados con los tradicionales. Esto es, un tipo de inversión que, generalmente, no sigue el comportamiento de los mercados y exploran las ineficiencias de estos por medio de otro tipo de estrategias o activos, como pueden ser: el capital riesgo, los commodities o las materias primas, el real estate, las titulizaciones o la deuda privada, entre otros.  

Los inversores que opten por apostar o diversificar sus carteras con este tipo de inversión pueden obtener rentabilidades positivas -impulsadas por el alfa- en cualquier entorno de mercado como el actual (aunque no con todos los activos alternativos existentes), donde la volatilidad sigue presente y en el que la inflación ha continuado gobernando hasta ahora en el 2022.

Otras de las características primordiales que podemos encontrar es la falta de liquidez inmediata -poca facilidad que tiene el activo para convertirse en dinero en efectivo-, ya que, por lo regular, no son activos cotizados ni negociados públicamente y demanda un horizonte temporal superior. A pesar de que 2022 se ha caracterizado por ser un año de gran incertidumbre económica, este tipo de inversión puede ayudarnos a no dejarnos llevar por decisiones erróneas en contextos como el presente, en el que persiste la incertidumbre ante las oscilaciones de mercado.

Hoy en día, existe una amplia gama de productos alternativos que invierten en activos tangibles, también denominados real assets, y con la regulación de los vehículos FIL (fondos de inversión libre) y los FCR (fondos de capital riesgo) en España, nuevas formas de inversión van adquiriendo mayor peso con los años.

Capital Riesgo: sinónimo de buena salud

De entre todas las opciones disponibles en el mercado en el nicho de la inversión alternativa, los fondos de private equity o capital riesgo (FCR) han sido uno de los productos que mejor acogida han tenido en el mercado en los últimos tiempos, siendo 2021 el mejor año de su historia en el panorama nacional.

Principalmente, invierten en aquellas compañías que no cotizan en bolsa, aunque depende del tipo de activos en los que centren sus operaciones, su correspondiente riesgo.

En materia de plazo de inversión para los partícipes, el horizonte temporal de los FCR suele ser a largo plazo (3-10 años), por lo que se identifican como fondos ilíquidos -poca facilidad de que el activo se convierta en dinero efectivo en el corto plazo-. Estos se componen de dos tipos de socios, los socios generales -inversores profesionales- o los socios limitados que, generalmente, cuentan con un perfil institucional.

A la hora de operar, algunas de las clasificaciones recaen en el venture capital -invierten en start-ups-, el private equity -invierten en empresas con potencial de crecimiento o en empresas ya consolidadas con vistas a seguir creciendo, entre otras especialidades-, los fondos apalancados o buy-out -invierten en compañías ya consolidadas que necesitan mejorar su salud financiera-, los fondos de capital de expansión -compañías con gran potencial de crecimiento-, de capital privado inmobiliario o real estate private equity -se centran en activos inmobiliarios- o los fondos de cobertura o hedge funds -vehículos de alto riesgo que pueden ofrecer grandes rentabilidades-, entre otros.

Un fondo 100% ESG

En Beka Asset Management, contamos con Beka & Bolschare Iberian Agribusiness Fund (FCR). Un fondo de capital riesgo que se caracteriza por entrar en la tipología del private equity, esto es, que invierte en compañías privadas y, fundamentalmente, está destinado a gestionar plantaciones agrícolas de manera sostenible a lo largo de España y Portugal. 

En cartera, sus plantaciones agrícolas están destinadas a gestionar diferentes tipos de cultivos, como son: el almendro (50-65%), la aceituna (10-20%), el aguacate (5-10%), el avellano (5-10%) y, de manera residual, otro tipo de frutos (0-5%).

Por esta razón, este instrumento cuenta con un alto compromiso ESG, por cumplir los requisitos del artículo 9 (el mayor grado de implicación en materia de sostenibilidad) del Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles de la Unión Europea (SDFR, UE 2019/2088). Por esta razón, Beka & Bolschare Iberian Agribusiness Fund (FCR) se convierte en el primer fondo de capital riesgo de España en estar inscrito en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) con esta clasificación, enmarcada en esta legislación y que se engloba dentro del Plan de acción de la UE sobre finanzas sostenibles.

Asimismo, este fondo sostenible está totalmente alineado con seis de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): el ODS 2 (Hambre cero), el ODS 8 (Trabajo decente y crecimiento económico), ODS 13 (Acción por el clima), el ODS 6 (Agua limpia y saneamiento), el ODS 7 (Energía asequible y no contaminante) y ODS 12 (Producción y consumo responsable).

Infografía Beka Finance: Beka & Bolschare Iberian Agribusiness Fund (FCR)